El silencio y la oscuridad ayudan a detener el dialogo constante de nuestra mente, a probarnos a nosotros mismos que podemos dominarla para llegar a esa deliciosa sensación que solo se produce cuando apagamos el yo y contactamos con nuestro verdadero ser. La mente en negro, porque no era en blanco por la oscuridad reinante, cae en un extraño y delicioso sopor que se prolonga por varias horas, trayendo consigo una especie de inexistencia. El ego que es el que le pone limites a nuestras experiencias y a nuestras percepciones con su sistema de creencias conservadoras, dogmas, prejuicios y supersticiones parece rendirse impotente por el estado de ser alcanzado, gracias a la energía vital que produce la Dimetiltriptamina-DMT, seguramente la causa también de esas meditaciones tan profundas. Normalmente el ego implantado en nuestra tierna infancia por nuestros padres, la cultura, la sociedad y la religión del lugar donde nacemos, busca impedir que cualquier cosa nueva procedente del mundo sutil se manifieste. De esta manera logra mantener nuestra mente bajo control.
Son los Eventos de Destino, las situaciones súbitas e inesperadas que cambian irremediablemente la vida que llevámos, los que arrasan y calcinan a nuestro ego y a las murallas de plomo que ha creado para mantener cercada nuestra mente, impidiendo así que llegue información de sabiduría que ponga en peligro su control. El Evento de Destino, al que yo llamo el ¨rayo despendejador¨, hace que un apego o una adicción que consideramos fundamental para ser felices desaparezca sorpresivamente, sumergiéndonos en un terrible sufrimiento, en una negra noche del alma. Es el método del universo para impulsarnos a tomar conciencia de la esclavitud que habíamos construido. Solo así evaluamos sin mentiras nuestra vida, localizamos y trascendemos muchas falsas creencias y cambiamos muchas conductas auto destructivas. Esto obviamente produce la evolución de nuestra consciencia. Hoy encuentro que los excepcionales estados de consciencia que produce la oscuridad y el DMT, hacen el mismo trabajo sin el sufrimiento que producen los Eventos de Destino. Inducen una evaluación imparcial de nuestra vida, una toma de consciencia de los errores cometidos, de las falsas creencias que esclavizan nuestra mente, de los engaños que utiliza nuestro ego para mantenernos atados a conductas auto destructivas, a sacrificar la felicidad en el presente por la ilusión de un éxito que nunca llega. A ver claramente la ambición de posesiones, los deseos de controlar a quienes nos rodean para lograr una tranquilidad egoísta, las relaciones escondidas que nos generan sufrimiento, inseguridad, las que impiden que seamos íntegros y honestos con nuestra propia esencia, las que disfrazamos de relaciones amorosas y espirituales, cuando en realidad son apegos destructivos. Es curioso pero la oscuridad permite ver claramente.
Es distinta la experiencia de quien se sumerge en la oscuridad durante un tiempo prolongado, a la de quien nunca ha tenido el sentido de la vista. Nosotros conservábamos el recuerdo visual a la luz del día, del espacio que en ese momento habitábamos en total oscuridad. El haberlo recorrido nos aportaba además una memoria cinética. En nuestra mente existía un banco de datos multi sensorial de los muebles dispuestos en ese espacio, teníamos una gran cantidad de información previa que nos facilitó los procesos de comprensión espacial. El uso previo y simultáneo de los cinco sentidos, la relación que esa sumatoria construye en la consciencia nos daba a nosotros una tremenda ventaja. El uso del sentido del tacto más el recuerdo visual previo nos facilitaba a nosotros la comprensión de la realidad en la en que en ese momento existíamos. Muy distinta habría sido la experiencia tratando de construir esa realidad en nuestra mente partiendo de cero y utilizando solo el sentido del tacto, sin contar con la luminosidad y la volumetría que aportaban nuestros recuerdos. Ese banco de datos nos facilitaba la percepción, la creación de una realidad virtual tridimensional, nuestra interacción con ella y con los compañeros con quienes la compartíamos.
La mente se adapta a la ausencia del sentido de la vista incrementando el uso del sentido del tacto e intensificando la toma de consciencia sobre los limites y bordes que conforman el espacio y la relación que guarda nuestro invisible cuerpo con ellos, extendíamos nuestros brazos en la dirección en que nos movíamos, las manos y los dedos convertidos en órganos de percepción. El sentido auditivo se vuelve importantísimo y se agudiza para ayudar a nuestra mente a construir la realidad. El sonido de alguien que se sienta en un sofá, refuerza su localización en nuestra realidad subjetiva, el roce de una mano contra la pared antes imperceptible ahora se torna muy consciente, los ecos se vuelven importantísimos para ayudar a construir un mapa tridimensional del espacio. La oscuridad absoluta probó nuestra capacidad de adaptación, nuestra tolerancia y recursividad para vivir en ella, para conocer lo desconocido, para desarrollar nuevas capacidades, para comprender que los únicos limites que tenemos son los que establecen nuestras falsas creencias, nuestros prejuicios y nuestras supersticiones, es decir están en nuestra mente, lo que nos permite superarlos.
Nuestra alma utiliza nuestro cuerpo físico -como si fuera una nave- para mover nuestra mente a través del mundo físico. Sin ese vehículo no seríamos parte de este mundo de contrastes y no podríamos tener experiencias que generen comprensiones sobre la vida, la consciencia y el amor. Antes de nacer, nuestra alma recibió de nuestro espíritu -al que se encuentra unida por un lazo de luz- el destino, las determinantes, correspondencias y obstáculos necesarios para aprender en esta encarnación. Llevando consigo esa nueva información, descendió atravesando muchas dimensiones hasta llegar al plano etérico. Los astros estaban en la posición indicada alrededor de la tierra para influir con su energía en la formación del carácter de la personalidad que pretendíamos utilizar. Llega justo en el momento en que nuestros futuros padres hacen el amor para guiar un espermatozoide con las condiciones adecuadas para concebir un cuerpo físico del sexo escogido por nuestro espíritu para experimentar en esta nueva vida. Lograda la concepción, instala el molde morfogenético alrededor de nuestro centro vital, en su interior la columna electromagnética con los 7 vórtices que funcionarán como nuestros chacras. También instala los 14 meridianos que conforman una matriz inteligente con líneas de fuerza que anclan y guían la energía a condensarse en la sustancia material de células, tejidos, órganos y sistemas que van a conformar nuestro cuerpo físico.
Nuestro nacimiento no sucede por casualidad, es un evento preparado con mucha antelación, nuestro cuerpo material alcanza el estado de desarrollo adecuado y nuestros cuerpos etérico, emocional y mental, que ya tienen todos sus archivos activos, están listos para un encuentro maravilloso con nuestro espíritu. Cuando inspiramos o inhalamos por primera vez el aire del lugar en que nacemos, entra con el aire nuestro espíritu. Viene a instalarle a nuestra alma -en el archivo de comprensión en la zona más alta de nuestra mente- las comprensiones acumuladas a lo largo de todas nuestras reencarnaciones anteriores. Eso es lo único que almacena nuestro espíritu, información de sabiduría, certezas sobre como actuar para obtener siempre armonía, dones, habilidades y virtudes que deja a disposición de nuestra mente para facilitar nuestros procesos y decisiones en la nueva vida. No instala ninguna de las falsas creencias, conocimientos, ignorancias y recuerdos de esas vidas pasadas, primero porque el espíritu no puede almacenar falsedad solo verdad y segundo porque solo contaminarían la nueva experiencia e impedirían a nuestra alma experimentar una vida totalmente distinta, única y original.
Cuando estábamos en la tierna infancia, nuestra alma y su procesador central de experiencias: nuestra mente, podían entrar y salir fácilmente del cuerpo físico, porque aún no nos habíamos identificado totalmente con el, no habíamos desarrollado la adicción y la necesidad de permanecer en su interior. Sin embargo el crecimiento posterior del cuerpo, hizo que enfocáramos la atención en lo físico para aprender a escuchar sus señales y a operarlo adecuadamente. Esto logra además convencernos que somos un cuerpo, nos identificamos con el, olvidando que es solo la nave que utiliza nuestra mente para desplazarse por el escenario dispuesto para nosotros. Es la herramienta que nos permite interactuar con otros seres siguiendo precisas instrucciones provenientes de nuestra mente, de las decisiones que toma ante los eventos que ocurren a su alrededor. Todo este largo proceso sucede solo para permitirnos acumular nuevas comprensiones sobre que tipo de pensamientos, sentimientos, decisiones y acciones inducen orden en esta realidad, para acumular certezas sobre cual es la verdadera naturaleza del amor, el estado de ser neutro que sostiene ese mismo orden y todo lo que en el existe.
Mucho más adelante, cuando nos acercamos al cuarto nivel de consciencia, una vez dejamos de juzgar las decisiones y experiencias de los demás, cuando logramos permanecer centrados, serenos y en control de nuestras emociones sin importar lo que suceda a nuestro alrededor, la cosa cambia. En ese momento el universo genera las sincronicidades para que aprendamos a movernos por nuevas dimensiones de esta realidad, utilizando ya no nuestro cuerpo físico sino nuestro cuerpo astral como vehículo para nuestra mente. Ayuda a que nuestro tercer ojo se abra y comencemos a utilizar nuestros sentidos superiores. En ese momento comienza nuestra exploración de lo metafísico, de las dimensiones más sutiles, allí nuestra alma comenzará a actuar sin las limitaciones espacio temporales, para llegar a parecerse cada vez más a nuestro espíritu.
Posteriormente nuestro paso del cuarto nivel al sexto nivel de consciencia lo realizamos muy rápidamente, en muy pocas vidas. En ese intervalo se intensifican los viajes astrales, hasta que los limites entre nuestra alma -que experimenta- y nuestro espíritu -que permanece observando desde la neutralidad en las dimensiones superiores de la realidad- desaparecen y se funden en uno solo. Así terminará nuestra experiencia de miles de años como seres humanos y comenzará una nueva aventura como seres de luz.