Philae, dedicada estuvo desde tiempos inmemoriables al culto de Isis, la fuerza femenina gestora de la espiritualidad en la conciencia del hombre. La mujer ocupaba un lugar privilegiado en la jerarquica sociedad Egipcia. Desde la Reina de Egipto que gesta al Faraon, las sacerdotisas dedicadas al culto de Isis o Hathor, hasta la humilde madre de el más sencillo trabajador, eran respetadas y consideradas iguales a los hombres.
La isla albergo las iniciadas y sacerdotisas dedicadas a su culto, en una sociedad igualitaria, cientos de mujeres llamadas Hemwet-neter, eran encargadas de el entrenamiento musical, los cantos, bailes y el toque del sistro durante los rituales, en todos los templos de Egipto.
Isis fue la personificación de la maternidad devota, la fidelidad y la delicadeza femenina. Isis suministraba la substancia, las emociones superiores, el extasis, la intuicion, que permiten con la acumulación de amor y verdad, la gestación de Horus, la conciencia inmortal y permanente.
Isis también es la fuerza que impulsa al hombre hacia la espiritualidad, a traves de todas sus reencarnaciónes, mientras abandona poco a poco su animalidad original y se transforma en un ser respetuoso, flexible, sabio, que nace a la conciencia permanente, simbolizada por Horus, su hijo inmortal.