El mito maya de la Serpiente Emplumada fue el recurso para enseñarle al pueblo que la consciencia evoluciona a través de la reencarnación
LA SERPIENTE EMPLUMADA
La información que heredaron de sus antepasados sobre la naturaleza de la realidad y sus propias investigaciones llevaron a los mayas a concluir que la consciencia evoluciona, a través de las comprensiones acumuladas a lo largo de muchísimas reencarnaciones. Fue para explicar a su pueblo este concepto que inventaron el mito de la Serpiente Emplumada. Cómo ––a través de una infinidad de experiencias en carne propia–– se van adquiriendo las certezas y comprensiones que permiten a un ser ignorante ––casi un animal–– transformarse a sí mismo en un hombre-Dios. Un “Ser de Luz” que entra a formar parte de las jerarquías del Universo.
Utilizaron a la serpiente cascabel, a la cual llamaban “Tzab Kan”, como parte del símbolo porque ––al estudiar su conducta y características–– encontraron que era una confirmación viviente de los ciclos naturales generados por el Sol. Cambia de piel cada verano, reemplaza sus colmillos cada veinte días ––en correspondencia con el ciclo que encontraron y representaron en los 20 Glifos Solares sagrados–– y cada año le crece un cascabel con forma de corazón en la cola. Además, encontraron una correspondencia metafórica entre la primera encarnación del espíritu como ser humano y la vida de la serpiente. Predestinada a reptar sobre la Tierra, tiene una consciencia primaria, totalmente supeditada a lo material y dominada por los instintos, como los seres humanos en sus primeras vidas. Sin embargo, evoluciona ascendiendo a través de su esfuerzo diario, se va emplumando hasta que logra levantar vuelo. Las plumas representaban para los mayas el dominio del aire, el espacio del Espíritu. El aire, casi intangible, manifiesta su presencia suavemente, acaricia nuestra piel y mueve las hojas de los árboles. El aire es también el medio natural del águila, el ave más imponente de Mesoamérica. Los mayas usaron sus plumas ––y las del exótico quetzal–– como premio a las tareas y las pruebas terminadas exitosamente. Por ello, las plumas pasaron a representar en su sociedad el nivel de consciencia adquirido a través del esfuerzo. Entre más grande era el penacho que lucía la persona, mas comprensiones acumuladas tenía, más sabia era. Era mucho más que un simple adorno.
Así, pluma a pluma, la serpiente evoluciona, despliega emociones y adquiere la razón que le permite elevarse del suelo hacia las dimensiones superiores. Las experiencias en la escuela de la vida le permiten ir aprendiendo a permanecer en armonía, hasta que la sabiduría acumulada la hace libre. Transformada en poderosa águila vuela muy alto para observar, bien sea todo el panorama, o su más mínimo detalle. Fue por todas estas razones que fusionaron a la Serpiente y al Águila en un símbolo único: la Serpiente Emplumada. Espíritu y materia expresando la dualidad del Universo, unidos para dar forma al ser que ––con su esfuerzo–– evoluciona al ir comprendiendo el Orden y el Amor inherentes a la realidad. Transformación que comienza al damos cuenta del resultado de nuestras acciones y observamos deliberadamente cómo nos relacionamos con los demás. Proceso que se acelera, cuando asumimos que somos nosotros mismos quienes inducimos la felicidad o el sufrimiento en nuestra vida.
CONCIENCIA Y CONSCIENCIA
La consciencia, a la que se refieren los mayas, se escribe con “s”. La conciencia sin “s”, se relaciona con el conocimiento; el cual no es otra cosa que información aún no verificada, que por lo tanto, puede ser cierta o falsa. Consciencia con “s” se refiere a sabiduría, la cual es información verificada, directamente, en carne propia. Certezas adquiridas, a través de la experiencia, sobre cómo podemos generar siempre armonía en nuestra vida. Esto es lo que se define como una comprensión. La consciencia, entonces, no se refiere a un juicio ético o moral, el cual califica nuestras acciones o las de los demás como “buenas” o “malas”. Esta calificación depende del sistema de creencias de cada quien y, por lo tanto, no puede ser universal. La moral, además, depende de las normas imperantes en una sociedad. Aquello que en una época pasada fue visto como “bueno”, con los códigos de otro tiempo, de otra civilización o de otro grupo social puede ser considerado como “malo”.
Consciencia es saber de sí mismo
Consciencia es estar ––de manera deliberada e intencional–– mentalmente despierto, alerta, y saberlo. Es indagar y saber sobre nosotros mismos. Es saber que existimos y que nuestra vida tiene un propósito, una razón por la cual encarnamos. Es asumir la responsabilidad de todo lo que sucede en nuestra vida, de nuestras intenciones, pensamientos, sentimientos, decisiones, acciones y omisiones.
Consciencia es saber cómo funciona la realidad
Consciencia es saber que la realidad tiene un orden inherente, que los eventos se manifiestan en ciclos y en secuencias; que todo lo que sucede ––aún lo que nos parece inaceptable–– es perfecto; que necesitamos experimentar situaciones inarmónicas en carne propia, para ––por contraste–– comprender las bondades de la armonía. Es saber que nada sucede por casualidad y que absolutamente todo sucede por amor.
Consciencia es comprender la relación con El Todo
Consciencia es saber que existe una correspondencia y una sincronía entre los eventos que suceden en nuestra vida y en nuestro estado de ser, con las transformaciones que tienen lugar en el universo. Es comprender que todos estamos conectados, porque conformamos un solo Ser quien nos ama y nos respeta profundamente.
Consciencia es el gozo de comprender la verdadera esencia del Amor
Consciencia es comprender que el amor es esencialmente neutralidad, única manera para que siempre pueda existir una infinita diversidad. Es gozo porque no existen barreras para Ser, por la naturaleza no-restrictiva de Dios. Es gozo constante por las infinitas posibilidades de Ser que podemos experimentar, sin miedo a juicios ni a castigos eternos. Es saber que el Amor es respeto, tolerancia y flexibilidad para permitirnos a crear y experimentar inclusive el error que necesitamos para aprender y evolucionar.
La Evolución de nuestra Consciencia
Evolucionamos hasta alcanzar el estado que nos permita crear ––de manera deliberada y permanente–– belleza y armonía. Hasta comprender la esencia del amor para ––de ahí en adelante y por toda la eternidad–– tener el poder para crear una diversidad de formas elegantes, de realidades impecables que enriquezcan nuestra experiencia, la de los demás y la de El Todo; porque nuestras creaciones y comprensiones quedan grabadas en el campo infinito de su Consciencia Absoluta.
LA EVOLUCIÓN SE PRODUCE, A TRAVÉS DE LA REENCARNACIÓN, CON EL MÉTODO DE PRUEBA Y ERROR
La Evolución se produce a través de la Reencarnación
La información maya, las interpretaciones que desde la luz y la alta consciencia hemos hecho de ella, y lo que actualmente nos revelan las comprensiones obtenidas por muchos otros pensadores e investigadores de la realidad, fundamentan estos conceptos sobre la evolución. Los mayas ––al igual que los egipcios–– encontraron que la evolución se produce a través de la reencarnación, que la vida es eterna y la muerte sólo un cambio de forma y de experiencia. No vivimos una sola y larguísima vida, puesto que ésta se volvería demasiado monótona e ineficiente para generar todas las comprensiones que necesitamos sobre el Universo. Los seres humanos nos anquilosamos, nuestra mente se cierra impidiéndonos ver cosas nuevas y aun las mismas de diferente manera. Nos vamos llenando de hábitos y rutinas, nuestro pensamiento se torna repetitivo, llegamos a creer que ya todo lo sabemos y no aceptamos nueva información. De otro lado, una sucesión de vidas diferentes nos garantizan experiencias únicas y originales; puntos de vista y comprensiones muy distintas sobre la realidad. Cuando nuestro aprendizaje en cada vida se torna ineficiente, nos sobreviene la muerte, que da lugar a un cambio de forma y de realidad.
No recordamos nuestras vidas pasadas puesto que en la vida presente solo necesitamos las comprensiones previamente adquiridas, las cuales se manifiestan como dones, maneras naturales y respetuosas de actuar, que siempre generan armonía y consenso. La ignorancia, las falsas creencias y la personalidad ––que fueron el medio para encontrar esas comprensiones en la vida que terminó–– son olvidadas, porque no son necesarias en la nueva vida. Su recuerdo solo generaría una influencia negativa, además de prolongar innecesariamente el punto de vista que teníamos, impidiéndonos asumir el nuevo. Tampoco nos ayudaría tenerlas presentes porque, entre más atrás exploremos en nuestro pasado, encontraremos cada vez más ignorancia, animalidad, egoísmo, actuaciones deshonestas y sangrientas. Tener acceso a esos recuerdos ––cuando aún no hemos madurado lo suficiente para comprender que fueron el camino de prueba y error que nos condujo a nuestro actual estado evolutivo–– puede generarnos traumas y remordimientos que afectarían adversamente la experiencia presente. Sin embargo, a algunas personas los recuerdos pueden aflorarles espontáneamente y otras pueden recabar esas memorias en una regresión que suele ser una experiencia demasiado fuerte para la personalidad actual. Recordaremos nuestra cadena de vidas, cuando podamos observar con neutralidad todo lo experimentado sin juzgarlo y agradecidos por haberlo vivido, puesto que es por esas experiencias que estamos hoy donde estamos y con las comprensiones que tenemos.
El Método de Prueba y Error
La vida es eterna y en ella vivimos una secuencia ordenada de procesos que potencian la evolución de nuestra consciencia; nuestra etapa como seres humanos termina ineludiblemente, cuando en este estado de Ser ya no tenemos nada más que aprender. En ese momento las sincronicidades aumentan, la realidad se hace mágica y se produce nuestra iluminación. Para garantizar que todos lleguemos a esa instancia, el Orden Supremo ha dispuesto un método de aprendizaje sencillo y perfecto, basado en las comprensiones que adquirimos a través de las experiencias en carne propia. Aprendemos por “Prueba y Error” en las situaciones y eventos que suceden en nuestra vida. El método está basado en la libertad que tenemos ––de acuerdo con el sistema de creencias de cada quien–– para pensar, decidir, actuar, e inclusive equivocarnos. Es obvio que siempre que tomamos una decisión creemos que es la mejor para nosotros; nuestros actos son el resultado de la manera como pensamos y de las creencias que nos inculcaron, las cuales guardamos como parte esencial de nuestra identidad. Sin embargo, no tenemos la capacidad para diferenciar lo verdadero de lo falso. Muchas de las falsas creencias que tenemos son el resultado de intensas campañas de adoctrinamiento, desinformación y propaganda. Si pudiéramos identificar lo que es falso, sólo con escucharlo o verlo, el mundo sería perfecto; no existiría el conflicto ni esta Babel de Egos en la que todos creemos tener siempre la razón y buscamos imponerla a los demás.
El contraste entre lo falso y lo verdadero produce comprensión
El Orden Supremo ha dispuesto que exista una manera común a todos ––cualquiera sea el sistema de creencias que tengamos–– para encontrar con total seguridad y con rigor científico qué es verdadero y qué es falso. Toda acción siempre produce uno de dos resultados tangibles, sencillos y claros: sólo puede generar un resultado de armonía o de sufrimiento. El claro contraste entre estos dos estados opuestos; uno deseable y otro insatisfactorio, uno que eleva nuestra energía vital y otro que la consume en angustia, conflicto y sufrimiento, es lo que nos permite evolucionar. El contraste entre lo verdadero, que siempre nos produce armonía y lo falso, que siempre nos genera sufrimiento. Cuando obtenemos armonía, nuestra paz interior permanece, nuestra energía vital aumenta, nuestra autoestima se incrementa, nuestras relaciones se fortalecen, los recursos fluyen y gozamos de buena salud. Así es fácil ser feliz. En cambio, cuando obtenemos sufrimiento, nos sumergimos en la angustia y en la desesperación; chocamos y nos peleamos con los demás lo que nos lleva a perder amistades y energía vital; nuestra mente se oscurece y nos volvemos reactivos; perdemos el control de nuestras emociones, lo que intensifica nuestro sufrimiento; las oportunidades se cierran y los recursos dejan de fluir; nos hundimos en la depresión y somatizamos una enfermedad, la cual revela el tipo de error que usualmente cometemos.
Los sabios mayas lograron dilucidar cómo las divinidades, las jerarquías y el Universo entero generan eventos y circunstancias para que aprendamos con los resultados que generan nuestras decisiones ante esas experiencias. Así podemos identificar las conductas que nos producen armonía ––lo verdadero, lo que manifiesta al Ser–– y evitar aquellas que generan caos y sufrimiento ––lo falso, lo que manifiesta al No-Ser––. Buscando la felicidad todos nos perfeccionamos.
Es a través de los resultados que obtenemos que podemos dilucidar si actuamos con ignorancia o con sabiduría. La vida no responde a la inacción. A quien no hace nada, el Universo le da nada. La acción, el verbo encarnado ––jugar, correr, estudiar, trabajar–– es lo que produce los resultados que necesitamos para obtener comprensiones y evolucionar. Los resultados que obtenemos siempre califican las decisiones y las acciones que tomamos. Nos permiten saber sin lugar a dudas cuándo nos equivocamos. El contraste nos revela si somos flexibles y estamos fluyendo con las energías y con las sincronías que el Universo manifiesta en nuestras vidas; o si, por el contrario, somos inflexibles y luchamos por imponerle a la vida y a los demás nuestra manera de pensar lo cual no obliga a avanzar en contra de la corriente, generando todo tipo de enfrentamientos ideológicos, religiosos o familiares que pueden incluso llegar a la agresión física para sostener con ignorancia lo que creemos. Es la gran disparidad de resultados lo que nos permite saber si fuimos intolerantes y manifestamos conductas manipuladoras, controladoras, impositivas en nuestras interacciones sociales y familiares. Siempre obtendremos problemas cuando no respetamos el camino de prueba y error que los demás también tienen en su vida. La tolerancia es otra de las cualidades esenciales del amor. Muchas de las correspondencias de aprendizaje que experimentamos son lecciones y pruebas que nos pone el universo con personas muy cercanas quienes actúan de manera muy distinta a como nosotros quisiéramos que actuaran. Personas que actúan basadas en sus propias creencias falsas y obtienen el sufrimiento que necesitan para descubrirlas, borrarlas de su mente y evolucionar en consciencia.
Al buscar la felicidad se detectan las falsas creencias que generan sufrimiento
El “Método de Prueba y Error” respeta nuestro libre albedrío. Obtenemos las comprensiones que nos permiten evolucionar cuando nos comprometemos con nosotros mismos a encontrar la felicidad a toda costa; cuando buscamos la causa del sufrimiento, la angustia y el malestar que nos agobia. Es decir, cuando asumimos la responsabilidad por lo que sucede en nuestras vidas. La Evolución de nuestra consciencia está fundamentada en que asumamos la responsabilidad por todo lo que sucede en nuestra vida.
Quienes creen ser víctimas inocentes, retrasan su evolución porque nunca examinan su conducta
Sin embargo, hay quienes se sienten víctimas inocentes, muchas personas que no sienten ninguna responsabilidad por el sufrimiento que sucede en sus vidas. Siempre culpan a alguien por su infelicidad y su condición: sus padres, su pareja o sus hijos, su jefe o sus compañeros de trabajo, el alcalde, el presidente o el mismo Dios. O culpan a las instituciones que estructuran nuestra nación o a las injusticias de la sociedad. Obviamente, al sentir y pensar de esta manera, viven llenos de rencor, de deseos de venganza, de rabia y de odio. Estados de No-Ser que impiden cualquier posibilidad de atraer circunstancias positivas a sus vidas, puesto que ––por correspondencia y por resonancia–– sólo atraerán eventos negativos y más sufrimiento a su vida.
Hay muchos otros que buscan el castigo; algún error cometido los mantiene en el estado de No-Ser más destructivo de todos, que es el de la vergüenza permanente. No se aman a sí mismos y son tan orgullosos que no soportan ni olvidan el error cometido. Obsesionados, buscan castigarse inconscientemente, someterse al juicio de un Dios implacable o de los demás, para recibir la penitencia y el castigo que creen merecer. En ese estado de No-Ser destruyen su propia energía vital, lo cual los lleva a la desesperanza y a la apatía. Otros creen ser sujetos de la “mala suerte”, del desamor de Dios o del Karma ––un castigo merecido por sus actos en una vida pasada que ni siquiera recuerdan–– y entran en un estado de fanatismo religioso autodestructivo, en el que buscan, a través del sufrimiento y del martirio, el perdón de Dios por sus errores. Las víctimas inocentes no tienen ningún poder para resolver su situación y para disfrutar de la felicidad que todos merecemos; se lo han entregado todo a quien consideran su victimario y permanecen en la impotencia de la súplica y del ruego como medio para atraer lo que, por error, entregaron. Resignados ante la falsa creencia de no tener el poder para cambiar la vida pobre, vacía y triste que llevan.
Cuando una persona, ante cualquier situación, toma una decisión basada en una falsa creencia, comete un error que siempre produce resultados adversos, de conflicto y sufrimiento que afectan directamente su vida e indirectamente la de sus seres queridos. Como hemos visto, el verdadero propósito de ese sufrimiento es que examine su conducta y encuentre la creencia falsa que indujo el error, la erradique de su mente y avance en la evolución de su consciencia. Sin embargo, en la mayoría de los casos su Ego se lo impide; su sistema de falsas creencias instaladas, le lleva a creer que es una víctima inocente sin ninguna responsabilidad en los resultados que está experimentando. Proyecta su responsabilidad en alguno de los participantes del evento como una culpa, con lo cual se “lava las manos” y no examina su conducta y su responsabilidad ante lo sucedido. Cuando esto sucede, el evento y la experiencia no logran su propósito de enseñanza.
Arcangel de Ek B’alam
LOS EVENTOS QUE NO GENERAN COMPRENSIÓN SE REPITEN HASTA LOGRARLA O HASTA PRODUCIR LA SATURACIÓN DE SUFRIMIENTO
Los Eventos se repiten como las olas del mar
El Método de “Prueba y Error” determina que la situación se repita ––una y otra vez en la vida–– hasta producir el aprendizaje necesario; por ello los eventos que generaron sufrimiento mas no comprensión, se repiten ineludiblemente como las olas del mar. Cambian los actores que intervinieron en el evento original y las circunstancias que lo rodeaban, pero una situación muy similar, se repite en esa misma vida. El Universo siempre le dará una nueva oportunidad para que decida asumir su responsabilidad, examinar su conducta y encontrar la falsa creencia que la indujo al error causante del sufrimiento. El Universo manifiesta entonces, las sincronías y causalidades necesarias para que una situación, muy parecida, se repita en la vida. La falsa creencia ––aún no detectada–– induce a repetir la decisión y la actuación equivocadas que nuevamente producen resultados adversos. Sólo que, cada vez que se repite una misma conducta equivocada, el sufrimiento que ésta genera es más intenso, puesto que tiene una mayor incidencia en la vida. El Método Supremo dispone que cada vez que se repita un error, se genere un sufrimiento cada vez más intenso. Si examinamos nuestra vida, veremos que hay eventos los cuales se han repetido muchas veces. Son parte esencial de nuestro aprendizaje en esta vida; solo que asumimos el papel de víctimas, sin ninguna responsabilidad sobre lo sucedido. Esto por supuesto generó que, cada vez que la situación se repitió, el sufrimiento fuera más intenso.
La Saturación de Sufrimiento impulsa a asumir la responsabilidad sobre la vida
La repetición de sufrimientos cada vez más intensos conduce ineludiblemente a la Saturación de Sufrimiento. Momento en el cual tocamos fondo y nos sumergimos en lo que se conoce como “la noche negra del alma”. Hay una última repetición en esta cadena de eventos similares extraordinariamente intensa que nos lleva a experimentar la más profunda depresión. Desesperados y desilusionados del mundo material decidimos con firmeza que ya no queremos sufrir más. La mente entra entonces en un proceso de transformación a través del “fuego interior”; las ilusiones y los apegos por las apariencias y las posesiones materiales se reducen a cenizas. Se calcinan las construcciones mentales que nos impulsaban a mantener una identidad falsa, llena de máscaras que ocultaban nuestra verdadera esencia. Este fuego interior puede ser un prolongado infierno o una experiencia tremendamente rápida e intensa que derrumba los mecanismos de defensa de nuestro Ego, los que impedían que nueva información ––capaz de disminuir su poder–– llegara a nuestra mente. Nos decidimos a hacer cualquier cosa que sea necesaria para salir del estado de No-Ser en que estábamos sumidos, para nunca jamás regresar a él. Mostramos entonces nuestro dolor y revelamos nuestras heridas ––sin máscaras ni subterfugios–– que son la admisión interna y externa del cambio que decidimos experimentar. Admitimos no saber, lo que es un gran avance, pues nuestro Ego nos tenía convencidos de saberlo todo. Nuestra mente se abre liberada y ansiosa por recibir información.
“Cuando el alumno está listo, el maestro aparece”
Esta frase realmente se refiere a este trascendental momento de catarsis y Saturación de Sufrimiento. Ilustra el momento cuando nuestro Yo superior y el Maestro Ascendido que guía nuestra consciencia, conjugan las sincronías del Universo y orientan sus fuerzas causales para hacernos llegar rápidamente luz e información de sabiduría. Magicamente nos obsequian un video con el mensaje adecuado o nos invitan a un taller vivencial centrado en el tema de las falsas creencias; o nos facilitan un libro que ilumina nuestra mente y nos muestra el camino de salida de la encrucijada en la cual nos encontrábamos; o aparece un amigo que nos consuela y nos relata como logró superar una experiencia similar.
Nuestros guías supervisan la llegada de las herramientas y la información que necesitamos para autotransformarnos, en la medida en que ––libremente–– mantengamos nuestro compromiso interior. De hacerlo, veremos claramente frente a nosotros un nuevo camino; aumentará nuestra energía vital y podremos examinar imparcialmente todo lo sucedido. Esto es lo que finalmente nos permite localizar y expurgar la falsa creencia que indujera la cadena de decisiones y actuaciones equivocadas. Cambia nuestra conducta y ascendemos otro peldaño en la evolución de nuestra consciencia.
Toda falsa creencia oculta una verdad
Cuando la creencia falsa es suprimida la verdad surge en nuestro interior. La arrogancia oculta a la humildad, la inflexibilidad y la intolerancia impiden la aparición del respeto, el fanatismo eclipsa a la neutralidad, la insensibilidad no permite la manifestación de la gentileza y de la solidaridad. El surgimiento de estas actitudes y de estos nuevos estados de ser son los que realmente impulsan y aceleran nuestra evolución, lo que permite que a nuestra vida lleguen la paz, la armonía, la belleza y la abundancia. Esto quiere decir que bastaría con sufrir una sola vez, si asumimos nuestra responsabilidad y localizamos de inmediato la falsa creencia. En tal caso, no volveríamos a sufrir nunca más por la misma causa. El sufrimiento nos revela las actitudes que necesitamos cambiar y siempre sucede por amor. El amor de nuestro Padre Universal, quien sabe necesitamos experimentarlo en carne propia, para que ––a través del contraste y la adversidad que produce–– podamos comprender la trascendencia del orden, el respeto, la incondicionalidad y la neutralidad. Son estas cualidades del amor, las que nos transforman en creadores eternos y deliberados de armonía, tal y como fuera el propósito de nuestro Padre.
Las Correspondencias del Destino Menor
Comprendido el “Método de Prueba y Error”, exploremos ahora varios factores que lo complementan y lo ordenan, nuestro Destino Menor, las correspondencias de aprendizaje que establece y los Eventos de Destino que activa para orientar e impulsar la Evolución de la Consciencia. Hemos visto cómo los mayas encontraron el Plan Supremo que organiza al universo entero. Cómo éste provoca ciclos y sincronías los cuales generan una sucesión de experiencias de aprendizaje para inducirnos estados de Ser y de Consciencia que son el camino que nos conduce de la inocencia a la sabiduría, de la animalidad original a la jerarquía de los Maestros Ascendidos. Cómo encarnamos para asistir a la escuela del Universo, en la cual aprendemos ––a través de la experiencia en carne propia–– siempre y cuando examinemos los resultados que producen nuestros pensamientos, decisiones, acciones y omisiones, ante la serie de eventos y situaciones planeadas de antemano a las cuales llamamos destino.
Todos los seres humanos tenemos un Destino Menor; unas Correspondencias de Aprendizaje generadoras de limitaciones y de falsas creencias que debemos desenmascarar en la vida presente de tres maneras: La primera, a través de la evaluación deliberada e imparcial de los sucesos que nos provocan sufrimiento. La segunda, a través de los procesos transformadores que genera la Saturación de Sufrimiento. La última, a través de los Eventos de Destino ––situaciones súbitas e inesperadas, nunca antes experimentadas y muy difíciles de aceptar–– los cuales alteran profundamente el orden existente en nuestra vida, corriéndonos de la posición cómoda y egoista a la que estamos habituados.
Son cuatro las Correspondencias de Destino que abarcan y resumen todos los problemas, limitaciones, atributos y ventajas que un ser humano puede experimentar, al encarnar sobre la Tierra: Las Correspondencias de Lugar, de Salud, de Relaciones y de Recursos. Son éstas las encargadas de programar e implantarnos el Ego; el sistema de falsas creencias que nos impulsa al error y al sufrimiento para que ––por contraste–– aprendamos que lo verdadero siempre genera armonía. Las cuatro Correspondencias son los “libros” que el Universo nos entrega en cada vida, con las lecciones que debemos aprender.
La Correspondencia de Lugar
La Correspondencia de Lugar determina el sitio en que debemos nacer, para experimentar las lecciones que decidimos aprender en esta vida. Su situación geográfica, sus características climáticas, la cultura y la sociedad que allí existen, les dan forma a nuestras creencias y a nuestra identidad. Es distinto nacer en Bogotá que en Bombay. El lugar donde nacemos no es el resultado de la casualidad; define el tipo de experiencia que necesitamos, le impone límites a nuestra personalidad, nos hace menos universales. Establece una serie de restricciones, pruebas y realidades a nuestro alrededor que al no aceptarlas y luchar por cambiarlas, nos generan sufrimiento. Nos corresponden en la vida para producir comprensión, y mientras eso no suceda, se mantienen. Cuando alcanzamos la comprensión, las correspondencias ––los libros y las lecciones–– cambian por otras nuevas, como por arte de magia.
La Correspondencia de Salud
La Correspondencia de Salud determina el tipo de cuerpo y los estados de salud que necesitamos experimentar en esta vida. Las características físicas que nos corresponden determinan nuestra personalidad, nuestra autoestima y la imagen que proyectamos de nosotros mismos. Las limitaciones y defectos congénitos, la propensión a ciertas enfermedades y las conductas heredadas determinan el punto de vista que asumimos en la vida y las experiencias que necesitamos vivir en carne propia.
La Correspondencia de Relaciones
Cuando nuestro espíritu antes de nacer elige a nuestros padres, establece la más importante Correspondencia de Relaciones que tendremos en la vida; puesto que son ellos quienes más determinan nuestro Sistema de Creencias, el tipo de Ego que desarrollamos. De paso, establece otras relaciones fundamentales como los hermanos, la familia cercana por las dos ramas y ––con ellas–– el trato que recibimos y muchas de las experiencias que afectarán nuestra consciencia.
La red de relaciones de aprendizaje se amplía con el tiempo y se hace más compleja. Las relaciones nos brindan la oportunidad de tener lecciones y pruebas de incondicionalidad, cuando un ser querido decide tener una vida en contra de las normas sociales establecidas; de tolerancia, cuando decide cometer errores que no aceptamos; o de respeto, cuando tratamos de controlar su conducta, lo cual siempre produce resultados de sufrimiento en nuestras vidas. O también, cuando intentamos modificar la conducta de nuestra pareja, para que actúe y mantenga unos estados de ser acordes con nuestra manera egoísta de pensar.
La Correspondencia de Recursos
La Correspondencia de Recursos es la última de las cuatro Correspondencias de Destino. No es por casualidad que nacemos ricos o pobres. Tampoco es el resultado de una injusticia divina o de la mala suerte. Es otra correspondencia de aprendizaje que necesitamos para comprender lo que es verdad. La humildad desde el orgullo, la codicia, la escasez y la pobreza mental para entender la abundancia del Universo; la búsqueda de las posesiones materiales para entender que no es en éstas donde está la felicidad. Si vivimos insatisfechos, sin agradecer ni valorar lo que nos correspondió, nunca seremos felices, ni podremos salir de ese estado. Está en nuestra vida para que, al cambiar la manera en que lo vemos, al transformarnos internamente, se produzcan los cambios de correspondencia exterior que deseamos.
Las cuatro Correspondencias de Aprendizaje, estructuran nuestra identidad, nuestro Yo, nuestra personalidad, nuestro sistema de creencias. Instalan nuestras limitaciones y alimentan nuestros traumas, elementos perfectos para ocasionar el sufrimiento y generar la comprensión que necesitamos. Las Correspondencias son distintas en cada vida para que aprendamos cosas distintas y entendamos que Dios no tiene elegidos, ni decide emocionalmente la suerte de sus hijos, ni juega nuestro destino al azar.
Los Eventos de Destino
El Universo ordena una secuencia de eventos que inducen comprensiones y nos ayudan a localizar nuestras falsas creencias. Estas situaciones son las que llamamos Eventos de Destino. Generan oportunidades para detectar falsas creencias y convertirlas en comprensiones. Los Eventos de Destino son situaciones difíciles, súbitas e inesperadas que alteran profundamente nuestra vida. Desbaratan los apegos, nos privan de los placeres y del mundo material a los cuales nos hemos habituado para abrirnos caminos hacia el mundo de lo sagrado. Suceden cuando la obtención de placeres y satisfacciones materiales se han vuelto una meta en la vida. La búsqueda desenfrenada del placer impide el desarrollo de los sentidos superiores. El hombre, limitado por los sentidos inferiores, sólo puede percibir la realidad física. Un Evento de Destino lo impulsa hacia lo espiritual, hacia el mundo causal y puede vivirse con ignorancia o con sabiduría. Si lo vivimos con sabiduría nos mantendremos serenos, veremos el evento como una oportunidad para aprender y lograremos tomar decisiones que resuelvan la situación, lo cual ––a pesar de las dificultades–– aumentará nuestra autoestima y generará armonía en nuestra vida. Cuando lo vivimos con ignorancia, buscaremos culpables en la situación, perderemos el control de nuestras emociones, tendremos conflicto con los involucrados y, con todo ello, perderemos energía vital, nos sentiremos mal y entraremos en depresión. Como hemos visto, todo lo que sucede es perfecto.