Vivimos en una galaxia espiral a la cual llamamos la Vía Láctea. Los mayas la veían como un sistema de astros ordenados jerárquicamente que se mueven en giros concatenados, mientras orbitan alrededor de su centro, donde creían se encontraba el palpitante corazón de Hun’ab-K’uh. Así llamaban al vasto organismo, a la manifestación de vida infinita, que contiene todo lo que existe. El grandioso ser vivo que nosotros llamamos Universo.
La ciencia actual afirma que en el centro de la galaxia se encuentra el 5% de la masa de todas las estrellas que ésta contiene. Se trata de una esfera un millón de veces más grande que nuestro Sol y tres millones de veces más densa, por lo que tiene una enorme fuerza gravitacional que aglutina a su alrededor y mantiene en movimiento a millones de estrellas.
Actualmente se la llama Sagitario A* y se encuentra a 26.000 años luz de distancia de nuestro Sol, que da un giro a su alrededor en 260’000.000 de años, a una velocidad aproximada de 260 km por segundo. Lo cual significa que cualquier acontecimiento que observemos en ese lugar, realmente ocurrió hace 26.000 años. Desde que nuestro Sol nació, hace 4,57 billones de años, ha orbitado el centro de la galaxia 26 veces. 26=2×13 es un número que fue utilizado por los mayas en el Tzol-Kin -260 Kin Oob en 20 semanas mayas de 13 días, en 7 niveles- como fractal del orden que estructura los ciclos del universo. 26.000 años dura el Gran Ciclo Cósmico que medían con el Tzol-Kin para determinar la llegada del año 2012, el punto centro de ese intervalo, 13.000 años después del diluvio universal.
La ciencia aún no tiene información suficiente para saber con precisión qué sucede en el centro de la galaxia. Tan solo se ha confirmado que Sagitario A* emana un flujo constante ondas de radio de muy baja frecuencia vibratoria y que pulsa periódicamente ondas de alta energía.
Publicadas por Fernando Malkún