El Deseo mueve la vida, no consiste en no tener deseos sino en liberarte de ellos, que no sean una obsesión en tu vida, que no te lleven a la envidia y a la codicia, que puedas decidir tenerlos o no. Cuando no existe el deseo, la acción se vuelve un juego, sin obsesiones, ni frustraciones, porque no se espera nada, el juego en si es suficiente. Como los niños, que juegan sin buscar obtener nada. Actúan sin el deseo como causa. Lo divino juega sin ningún propósito en la mente, el juego en sí es la dicha…
Publicadas por Fernando Malkún