Dios armó la realidad con opuestos: Arriba-abajo, nacer-morir, luz-oscuridad, masculino-femenino, positivo-negativo, activo-pasivo, castidad-lujuria, ayuno-gula, consciencia-inconsciencia, día-noche, espiritualidad-materialismo, alto-bajo, grande-pequeño, gordo-flaco, frío-caliente, limpio-sucio, duro-blando, húmedo-seco, feliz-infeliz, placer-dolor, sumar-restar, protón-electrón, amigo-enemigo, dulce-amargo, cerca-lejos, pobreza-riqueza, salud-enfermedad, soledad-compañía, querer-odiar…
Te hiciste hombre en esa realidad, dentro del espacio infinito que existe en la mente de Dios. Allí flota el gigantesco y complejo universo, el maravilloso escenario en el que encarnaste, especialmente diseñado para facilitar y ampliar tu discernimiento y tu comprensión. Tus experiencias -en esa escuela de contrastes- tarde o temprano te dan certezas sobre ti mismo, te permiten sentir tu esencia de amor y razonar sobre ella, van aclarando el propósito de tu vida mientras impulsan la evolución y el perfeccionamiento de tu consciencia.
Los resultados que obtienes con las decisiones que tomas en ese mundo de opuestos, te van enseñando a percibir belleza en la diversidad que te rodea, a ver el propósito de amor que tiene lo aparentemente inaceptable, lo que genera sufrimiento, la ignorancia temporal que tantos llaman maldad. Adquieres la certeza que existe un orden de origen divino que garantiza que todo lo que suceda sea siempre perfecto, que el eterno fluir de situaciones y eventos nunca se interrumpa porque la vida y la consciencia son eternas. Gracias a la alternación de tus experiencias con estados opuestos de ser, vas adquiriendo virtudes, dones y habilidades, que te permiten interactuar con los demás para generar siempre armonía. Aprendes a diferenciar las conductas que generan caos de las que generan paz interior. Acumulas sabiduría hasta que te haces uno con esa infinita consciencia que le da forma, sustancia y sentido, a todo lo que existe.
Naces entonces en un mundo de opuestos como aprendiz de creador, a crear y a co-crear con otros creadores, formas y mundos materiales, situaciones y experiencias que amplíen la comprensión de la mente colectiva. Tienes la responsabilidad de transformar tu inocencia en sabiduría, igual que infinidad de seres que coexisten simultáneamente contigo en infinidad de realidades paralelas. Así entre todos, los que han vivido antes que tu, los que están llegando en estos momentos y los que están haciendo fila para encarnar en el futuro, ampliamos la comprensión que Dios tiene sobre si mismo, sobre su esencia de amor, sobre su infinita potencialidad capaz de crear cualquier estado de ser dentro de si mismo…
Igual que El, porque fuiste creado de su propia esencia, a su imagen y semejanza, solo necesitas pensarlo e imaginarlo para manifestarlo y experimentarlo, porque tanto abajo como arriba, esa es la manera de generar comprensión. La potencia de ser no genera comprensión, solo la experiencia la produce. Un niño tiene la potencialidad para convertirse en astronauta, pero solo cuando crezca y se convierta en uno, podrá experimentarlo y obtener las comprensiones que ese estado de ser le puede producir. Los seres humanos somos los que convertimos la infinita potencialidad de Dios en actualidad experimentable capaz de producir comprensiones. El propósito de la realidad de opuestos es precisamente ampliar la comprensión, la sabiduría y las certezas que tenemos sobre nosotros mismos, al hacerlo colectivamente y eternamente, cumplimos el propósito divino de aumentar la comprensión que El tiene de si mismo. Recuerda que solo eres un pensamiento con capacidad de pensar, en la mente de Dios…