Amar significa asumir un compromiso eterno, continuo, inmutable e irreversible, sin importar lo que diga, decida o haga -la persona o personas a quienes dices amar- deben tener la seguridad que siempre contarán contigo…
El amor siempre establece una relación de confianza absoluta, una conexión integradora. Es el resultado de una decision firme de soporte mutuo entre adultos, al extremo que cuando sucede en una pareja, se comparten hasta las correspondencias de aprendizaje, los eventos de destino, las noches negras del alma, la saturación de sufrimiento y las comprensiones que resultan de todos esos procesos…
Amar no quiere decir compartir una misma personalidad en dos cuerpos distintos. Si amas es porque valoras su individualidad, respetas la manifestación de una esencia totalmente distinta a la tuya y por ello siempre buscas el acuerdo respetuoso ante las diferencias que siempre enriquecen…
Estás aprendiendo a amar cuando comienzas a mantener una actitud sensible, gentil, de respaldo, protección y solidaridad incondicional. Cuando comienzas a estar atento y dispuesto a servir a la persona amada, cuando le colaboras en el logro de sus intereses y propósitos, cuando eres extremadamente paciente, compasivo, delicado, alegre, considerado y cuidadoso…
Recuerda que la esencia del amor, lo que permite la existencia de la diversidad y de la abundancia en el universo, es la neutralidad. El respeto absoluto, total e incondicional por el libre albedrío de los que dices amar. Aún por el camino de errores que deciden tomar para aprender que es verdadero y que es falso en esta realidad, que produce armonía y que genera siempre conflicto, depresión y sufrimiento…
Amas cuando eres consciente que tu libertad está en la respuesta que puedes dar ante cualquier situación, sin importar que terrible o agresiva sea esta. Tu libertad reside en tu capacidad de decidir como actuar, no en las circunstancias exteriores que la vida te presenta. Amar entonces es tomar consciencia que la responsabilidad siempre la tienes tu, aún sobre tus creaciones inconscientes. Aprendes a amar cuando dejas de culpar a los demás, a Dios o a tu mala suerte por ellas, cuando dejas de sentirte víctima inocente. Ese camino solo conduce al rencor, la hostilidad, los sentimientos negativos, los deseos de venganza y la ira reprimida, que son los componentes fundamentales del odio. Un sentimiento destructivo que crece como la maleza impidiendo la aparición de cualquier sentimiento positivo, de cualquier estado de agradecimiento, ternura o gentileza…
Estás aprendiendo a amar cuando de manera consciente y deliberada expresas una sonrisa a quienes te rodean y a ti mismo, tu corazón, tu alma y el universo entero te darán las gracias..