Tiawanakú
A 900 metros de las ruinas de Puma Punku -unos dos siglos después del cataclismo que la sepultó bajo la tierra- los pobladores de Tiawanakú construyeron un espacio sagrado rodeado por un canal de agua para crear una isla que contenía varios templos, palacios y a su alrededor viviendas de adobe apisonado. Se instalaron allí -pero separados espacialmente de Puma Punku- por considerar todo el lugar como un sitio sagrado, al que el pueblo andino debía acudir en peregrinación para honrar las parejas originarias, a sus antepasados, a las divinidades en los cielos y para obtener consejo, sanación y guía de los sacerdotes que allí oficiaban.
Tomaron como guía para el diseño de los templos de piedra que allí construyeron, a las excepcionales ruinas del templo escalonado de Puma Punku con sus pórticos de andesita y su plaza contenida a un nivel más bajo en su terraza superior, que les permitía la realización de ceremonias y prácticas religiosas muy complejas.
Destrucción año 1.200 DC
Unos siglos después -alrededor del año 1.200 DC- la ciudad fue destruida, incendiada, vandalizada y abandonada. Se afirma que una larga y abrumadora sequía -originada por el fenómeno de “El Niño”- debilitó a la elite gobernante, que no tenía el respaldo de una clase militar bien organizada y jerarquizada. Esto genero caos y una guerra civil que fue aprovechada por el guerrero pueblo Aymará, que procedente del sur se apoderó en esos tiempos de todo el altiplano y terminó creando muchos señoríos independientes. El idioma Pukina que se hablaba en Tiawanakú es reemplazado paulatinamente por el Aymará, que le da su nombre que significa ¨Piedra en el Centro del Mundo¨ por haber sido un centro cosmológico, religioso, de peregrinaje y tributo.
Imperio Inka
Se cree que de la unión de los restos del destruido imperio de Tiawanakú, del imperio de Wari y del Imperio Nazca surgen las bases del imperio Inka. La leyenda y Garcilaso de la Vega afirman que el Primer Sapa Inka, Manco Capac era de Tiawanakú y su bisnieto Maita Capac comienza la conquista de los señoríos Aymara y la construccion del Imperio. El Tawantinsuyo que significa ¨Las cuatro regiones unidas¨ -así llamaron los Inkas a su imperio, que ha pesar de haber durado poco más de un siglo, gracias a su veloz expansión territorial fue el más extenso de la América Precolombina. Llega hasta las destruidas ruinas de Tiawanakú, reconstruye sus templos, construye una pirámide, palacios y edificios públicos a su alrededor.
Los cronistas españoles, Pedro de Cieza en “El Señorío del los Incas” y “La Crónica del Perú”; Juan de Betanzos en “Summa y narración de los Incas”; Bartolomé de las Casas en “Apologética Historia” y Miguel Cabello de Valboa en “Miscelánea Antarctica” coinciden en afirmar que el apogeo del Imperio inka tuvo lugar en el reinado del noveno inka Pachakuti Inka Yupanqui en 1.438 DC. Solo 100 años después en 1539 DC- el catorceavo Sapa Inka, Manco Capac , que curiosamente lleva el mismo nombre del fundador de la dinastía, cierra el circulo al refugiarse en Vilcabamba huyendo de los españoles que ya controlaban todo su reino. Pruebas de Carbono-14 realizadas por Anna Adamska de la Universidad de Varsovia, para corroborar la cronología que daban los cronistas españoles sobre el Imperio Inka con estratigrafías tomadas en Sacsayhuaman y en dinteles de madera de Ollantaytambo, coinciden que esos templos fueron construidos aproximadamente en esas fechas.
En ese corto tiempo construyeron magníficos templos con plataformas escalonadas y plazas a un nivel más bajo, monolitos, grandes portadas de piedra y escalinatas que ascienden a las plataformas o descienden a los patios. Desarrollaron una avanzada ingeniería hidráulica -plazas y canales que recibían y almacenaban el agua de lluvia- un sistema agrícola que permitió alimentar a cientos de miles de personas, finos textiles y cerámicas, tuvieron un avanzado desarrollo en metalurgia -organizado por trabajadores Chan Chan que trajeron a Cusco del reino de Chimor- con el que fabricaron bellos objetos de oro, plata, cobre, bronce, estaño y tumbago -una aleación de cobre y oro-. Lo curioso era que los finos textiles eran para ellos más valiosos que los artículos de oro o plata.
Reconstrucción
Reconstruyeron el destruido Tiawanakú con barrios separados espacialmente por gruesos muros de adobe. Sus templos fueron construidos con grandes terrazas a las que se accede a través de imponentes portales de piedra orientados hacia el Illimani, reproduciendo el diseño de sus antepasados en Puma Punku. En la terraza superior tenían una plaza abierta donde estaban los santuarios y se realizaban las ceremonias religiosas. La arquitectura conducía a los peregrinos a través del sagrado espacio ritual, facilitando su encuentro con las fuerzas espirituales, siguiendo el ejemplo de Puma Punku. Sus sacerdotes buscaban Esas procesiones creaban una experiencia profundamente religiosa y muy significativa, que permitía a quienes acudían, tomar consciencia del sol, las constelaciones y los ordenados ciclos cósmicos que estos producen.
Monolitos de arenisca profusamente decoradas con bajo relieves que refulgían con brillantes colores, figuras antropomórficas que consideraban como entes vivos, a la manera de los Totems de los indigenas norteamericanos fueron colocados en sitios claves de sus plazas para reforzar ese propósito sagrado. Figuras de rostros pétreos y deificados, con grandes ojos cuadrados que portan objetos rituales, adornados con máscaras, decoraciones y bajo relieves muy detallados asociados a los elementos de la naturaleza. Algunos tienen los brazos cruzados sobre el pecho en la posición que puede tener el cuerpo momificado de un ser humano o portando en una mano la tableta ceremonial en la que inhalaban preparaciones de plantas visionarias que ampliaban el rango de percepción de los sentidos, permitiendo profundas experiencias religiosas individuales y colectivas. Tiawanakú siempre fue un centro religioso, en ninguna de sus fases fue construido como una fortaleza militar para dominar el altiplano.
Segunda destrucción
La segunda destrucción de Tiawanakú comenzó con la llegada de los españoles que en su codicia por encontrar oro destruyen sus templos y en su afán por eliminar la idolatría destruyen sus monolitos y sus figuras religiosas. Sin embargo la verdadera destrucción tuvo lugar en siglo XX debido al descuido del estado, sus piedras fueron utilizadas para construir casas, iglesias y en el tendido de vías férreas. Hoy sólo quedan vestigios derruidos o parcialmente restaurados de seis de los principales edificios de una ciudad que fue eminentemente ceremonial: la Pirámide de Akapana, el Templo de Kalasasaya, el Templo de Kantatayita, el Templo Semisubterráneo, el Palacio Putuni y el Palacio Kheri Kala.
Es muy difícil identificar solo a través de sus ruinas, cuales edificios corresponden al período Tiawanakota y cuales fueron construidos o reconstruidos durante el Imperio inka, no se han realizado pruebas de carbono 14 que ayuden en esa labor. Por eso me limitaré a realizar una descripción que nos ayude a imaginar lo que allí pudo haber sucedido.
Pirámide de Akapana
La pirámide escalonada de Akapana -con sus 18 metros de altura- es la construcción más alta de Tiawanakú. Su construcción demandó un enorme esfuerzo porque realmente es una colina artificial de arcilla compactada, contenida por muros de piedra hechos con bloques de pequeño tamaño. Los muros de cada nivel contienen un relleno apisonado de greda roja oscura, limo café claro y pequeños guijarros con el que le dieron volumen y forma a cada una de sus 7 terrazas. Como veremos utilizaron una técnica constructiva ingeniosa en los muros que contenían la arcilla para no usar bloques megalíticos -como los que utilizaron en Sacsayhuaman- que le hubieran dado la solidez para que llegara intacta hasta nuestros tiempos y no convertida en la colina de greda sin forma que encontramos hoy. Que pudo haber sucedido, habría desaparecido ya la formula química para hacer piedra artificial? O solo la utilizaron para hacer los pequeños bloques con que le dieron forma a sus muros? En ese caso que sucedió? No tenían ya grandes cantidades de alguno de los componentes esenciales de la formula para aglomerar piedra y eso los forzó a utilizar pequeños bloques?
La colina de la Pirámide de Akapana y las 5 plataformas escalonadas de adobe apisonado de su reconstrucción |
Se sabe que sus 7 terrazas fueron construidas por desarrollo progresivo porque los muros contenedores -que son todos distintos en su forma y con bloques de piedra cada vez más pequeños- van utilizando una técnica constructiva cada vez mas primitiva. En los muros de las terrazas superiores usaron un pegamento de arcilla, arena y caolín para unir los bloques y darles resistencia. Seguramente en cada plataforma realizaron rituales y ceremonias durante muchos años antes de construir la inmediatamente superior.
En su apogeo, su base debió ser un cuadrado de unos 200 metros de lado perfectamente alineado con los puntos cardinales. Desde su terraza superior, la séptima y última -a 18 metros de altura- se divisa todo el valle, la extensa cadena montañosa rematada por nieves y volcanes, el cerro del Illimani y el lago Titikaka. Simbolizaba para los Tiawanakotas al reino de los cielos, el espacio de los dioses que los inkas llaman el Hanan Pacha.
Reconstrucción en adobe en vez de piedra- Muro original con 4 hiladas bloques entre pilares de piedra |
La mayoría de los débiles muros que contenían la arcilla fueron destruidos por los españoles buscando oro, desmantelados en el ocaso de Tiawanakú para hacer nuevas construcciones y en el siglo pasado para construir el ferrocarril que pasa por su costado sur -que también permitió desarmar y llevar sus bloques hasta La Paz, lo que causó el desmoronamiento de la arcilla contenida y el gran deterioro en el que hoy se encuentra la pirámide.
Los muros de contención más bajos que son los mas sólidos -por eso sobreviven en uno de sus lados- fueron hechos con pequeños bloques rectangulares de piedra arenisca ajustados unos contra los otros sin ningún tipo de pegamento. Alineados en cuatro hileras horizontales, fueron anclados con pilares de piedra cada 3 metros y con un remate superior de losas horizontales que sobresalen -unos 10 cms- como una cornisa. El muro de la segunda plataforma se levanta 6 metros más adentro y fue construido con bloques de arenisca más pequeños que ajustaron entre si en algunos puntos, con cuñas de andesita.
Alexei Vrainich -de la Universidad de Pensilvania- encontró que las plataformas de la pirámide tienen un doble muro -algo que duplicaría la cantidad de pequeños bloques de piedra utilizados en su construcción- uno interior para darle más solidez a la estructura además de aguantar la presión de la arcilla compactada. Contra ese muro interior construyeron unos muros perpendiculares espaciados a distancias equidistantes que conformaban unas cámaras con otro tipo de relleno que luego cubrían con losas de piedra para proteger como una almohadilla al segundo muro exterior de fachada ornamental. Todos estos trucos para contener la presión de la arcilla y los bloques pegados con mortero crudo demuestran que en esa época ya no tenían la técnica constructiva de resistentes y pulidos bloques prefabricados y entrelazados de Puma Punku, ni de los bloques masivos de Sacsayhuaman. Además crónicas de los españoles que llegan al lugar -Cieza en 1554- afirman que partes de los muros superiores de la pirámide estaban aún sin terminar lo que indicaría que su construccion -o su reconstrucción- habría sido realizada por los inkas en el período final de Tiawanakú, poco antes de la llegada de los españoles. Hoy es imposible verificarlo por el despojo realizado a la pirámide a lo largo del tiempo, además por la restauración realizada en sus muros con adobe apisonado en vez de la piedra que en su momento les dio forma, que además de ser falsa se deteriorará rápidamente dañando aún más lo que queda de la pirámide.
Lo cierto es que una gran escalinata de piedra -flanqueada en su acceso por pedestales que sostenían esculturas en basalto negro de hombres puma, Chachapumas- permitía ascender por el lado oeste para llegar a la terraza superior dedicada a la observación astronómica y a las ceremonias religiosas. Tiene como todas las construcciones del sitio una plaza central abierta en un nivel 2 metros mas bajo en forma de cruz andina de 30 metros de lado, orientada en dirección norte-sur. Su piso estuvo recubierto con una compacta capa verde de malaquita y cobre pulverizado. Tenía en sus extremos dos salas con altares, dedicados una al puma y la otra al cóndor, donde los sacerdotes -en ceremonias con sustancias sagradas- se conectaban con el mundo superior divino de las divinidades inkas.
La plaza central superior captaba el agua de lluvia de la séptima terraza y un sofisticado sistema hidráulico de canales hechos con bloques de arenisca unidos por grapas de cobre en forma de doble T con sus uniones selladas con arcilla, conducían el agua de la pirámide a un gran sistema de desagüe subterráneo -3 a 4 metros bajo el suelo- conectado con al canal que rodeaba todo el conjunto ceremonial y convertía el núcleo de la ciudad en una isla y luego con el río Tiawanakú y a través de él con el lago Titikaka.
En la próxima entrega veremos el Templo de Kalasasaya y los palacios de Tiawanakú.
En la próxima entrega veremos el Templo de Kalasasaya y los palacios de Tiawanakú.