La tercera profecía nos dice que el Sol aumentará la cantidad y la intensidad de las erupciones solares, lo que también contribuirá a producir un aumento en la temperatura del planeta.
Los Mayas estudiaron principalmente el comportamiento del Sol. Sabían que produce la luz y los ciclos que hacen posible la vida en la tierra. Sus estudios son la base de las profecías sobre los tiempos que vivimos y que hablan de cambios en Sol. Nuestros científicos actuales, tienen varios satélites dedicados a exclusivamente estudiar al sol, una de las 100 billones de estrellas en nuestra galaxia. El sol tiene ciclos que cambian sus niveles de actividad cada 11 años, rota sobre su eje una vez cada 27 días.
Hoy sabemos que nuestro Sol contiene el 99.8% de la masa del sistema solar. No es un cuerpo sólido como la Tierra, está compuesto principalmente de gases. El 75% es hidrógeno que permanentemente se convierte en helio a través de una reacción de fusión nuclear a altísimas temperaturas en su núcleo. Al hacerlo produce una enorme cantidad de energía en forma de radiaciones y partículas que irradia hacia afuera, hacia su superficie, hacia el sistema solar.
Emite radiaciones de onda corta como los rayos X, los rayos ultravioleta, la luz visible y la radiación infraroja de calor. Emite partículas de plasma de hidrógeno y helio, llamadas viento solar Salen disparadas en un chorro parecido al que produce un aspersor de agua.
La luz, el calor y el viento solar las recibimos en la tierra. El planeta tiene a su alrededor una campo de fuerza magnético, un escudo de protección con forma esférica de tres veces su tamaño.
Este escudo llamado la magnetoesfera, contiene a la atmósfera del Planeta. En su parte más alta se encuentra la ionosfera, donde el oxígeno y el nitrógeno que respiramos interactúan con las partículas de helio e hidrógeno que llegan con el viento solar. Allí se poduce el ozono al reaccionar el oxígeno con los rayos ultravioletas. Estas particulas de viento solar traen una energía contenida en sus electrones de varios cientos de voltios, que cargan eléctricamente la atmósfera del planeta en la ionosfera.
A veces aparecen manchas solares en la superficie del sol, regiones con campos magnéticos muy fuertes que producen fuertes estallidos de plasma en el Sol. Al hacerlo irradian hacia la Tierra, llamaradas con la fuerza de miles de bombas de hidrógeno, cantidades inusuales de luz, calor y partículas de viento solar con alta energía. La atmósfera recibe la carga de esta energía inusual causando tormentas eléctricas.
Los rayos producen daños en los transformadores de las redes que llevan la electricidad a nuestras casas, ocasionan pérdidas de información en los computadores.
El viento Solar daña los componentes electrónicos o los páneles solares de los satélites, ocasionando interrupciones en las comunicaciones y en los sistemas de posicionamiento y de navegación.
Los Mayas tuvieron su mente abierta siempre al cosmos, su religión fue eminentemente astronómica, comprendieron que el ser humano no es más que una proyección de energía y que sin energía no hay materia. Encontraron que esa energía depende del Sol, que todo ser viviente, animal , vegetal, planta mineral o metal no puede existir sin la invisible fuerza del Sol. Si falta la luz del Sol se hace lenta la vida, por eso dormimos cuando no está presente.
Encontraron que la energía se mueve en ciclos y que el ciclo básico depende del giro de la tierra sobre su eje y de la posición alrededor del sol. De él se deriva la comprensión sobre el número 4. En su busqueda por aumentar la energía interna, se dieron cuenta que la aparición del sol en el horizonte por el este y su desaparición por el oeste, definía la manifestación más importante de la dependencia humana de la fuente de energía.
Definieron su concepción del espacio basados en ese movimiento básico, simbolizaron las cuatro direcciones cardinales, la esfera terrestre en su centro y sobre ella la esfera celeste, el dominio de Kinich Ahau. Cuatro direcciones cardinales, que también encuentran manifestadas en el cuerpo humano, en los dos brazos y las dos piernas, que definen el espacio donde se mueve nuestra energía interna.
Y en los elementos básicos manifestados por la energía, que encuentran a su alrededor: el fuego, el agua, aire y la tierra. Crean entonces un espacio virtual a nivel planetario en donde existe la tierra siempre en movimiento alrededor del Sol. Encuentran que este espacio tiene 4 esquinas definidas por las posiciones extremas de ese movimiento.
Publicadas por Fernando Malkún